
El mármol utilizado es de color blanco y verde, situado en posición horizontal dando sensación de horizontalidad, característico de los edificios romanos, con la estructura ad cuadrangulum, que recuerda a la fachada por su utilización en el mármol de la Catedral de Siena. La fachada es simétrica, centra en la primera planta una puerta adintelada con tímpano enmarcada en un arco de medio punto entre columnas verdes compuestas adosadas a la fachada.


Finalmente un gran óculo ya sin decoración vidriada de colores puesto que la luz interior del Renacimiento es blanca, queda inmerso en unas pilastras adosadas creando un cuerpo cuadriculado rematado por un gran frontón triangular rodeado de una cornisa centrado en un rosetón de mármol. Como elemento decorativo más relevante, el espacio que queda entre la nave central y las laterales debido a su altura se recubre con un aletón ideado por Alberti compuesto también por tracería de mármol blanco y verde.

Esta obra es armoniosa en su composición gracias a los arreglos como este del aletón que introdujo el arquitecto. Alberti también realida la Iglesia de San Andrés en Mantua(1470), y el Palacio Rucellai en Florencia(1453), familia que hizo posible la fachada de Santa María Novella gracias a su mecenazgo.
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