El mocárabe es un trabajo decorativo elaborado a partir de la combinación geométrica de prismas acoplados y colgantes, cuyo extremo inferior se rehunde hacia dentro.
Se colocan formando una trama se prismas y rombos, aplicandose el color en la parte inferior mientras que la parte superior queda escondida en una de las caras de otro prisma. Es esencial que una las líneas de cada pieza sea orientada en el mismo sentido que la contigua.
Con el mocárabe o muqarna el arte musulmán llegó al culmen de sus conocimientos matemáticos y geométricos. Esta decoración aparece en el siglo X llegando a Andalucía rápidamente aunque se debate si su orígen está en Persia o el norte de África.
El arte islámico aplicó el mocárabe en multitu de elementos como cornisas, arcos, capiteles y lo realizó en diversos materiales como madera, piedra y ladrillo. Pero sin duda las construcciones más espectaculares son las cúpulas realizadas en yeso debido a su maleabilidad.
En carpintería se utilizó el mocárabe para elementos de las cubiertas, cornisas, y techumbres. Las tiras prismáticas de madera se llaman adarajas. La contrucción de una bóveda de mocárabes en yeso no está exenta de complejidades y exije grandes conocimientos de geometría que pocos alarifes llegaban a conseguir, elevando a la categoría de maestros a aquellos que lo lograban.
Se comenzaba a levantar desde las esquinas con la ayuda de listones de madera y clavos metálicos, pegando con yeso negro los módulos realizados con molde, hasta llegar a su cerramiento final, que desafía la gravedad. Ejemplos magníficos de esta decoración en la Alhambra son la Sala de los Reyes, los Abencerrajes o las Dos Hermanas, cuyas bóvedads superan los 5.000 prismas.
El resultado de la precisión geométrica en el período nazarí ha permitido que en la colina de la Sabika, tras cinco siglos se puedan contemplar estas cúpulas.
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